La pintura minimalista es un tipo de
pintura abstracta donde se intenta reducir todo a lo esencial. Los elementos de estas
obras tienen una complejidad formal muy baja y acostumbran a estar dispuestos de una forma sencilla sin grandes complicaciones. Suelen seguir la máxima: “el todo es más importante que las
partes”. Su función era exponer la esencia o identidad de la obra en cuestión
eliminando todo lo superfluo. La pintura minimalista tiene su origen en Nueva
York en los años 60 y normalmente se considera una forma de reacción ante las
formas del expresionismo abstracto. Las raíces e influencias de este movimiento
se encuentran en la abstracción geométrica de pintores asociados a la Bauhaus, en
obras de Malevich y Mondrian, de otros artistas asociados al estilo De Stijl y
al constructivimso ruso.
Pintores minimalistas
Sin duda, un antes y un después en la
pintura minimalista lo marcó Ad Reinhardt con sus “pinturas negras”. Crítico
con el expresionismo abstracto, su carrera empezó con composiciones de formas
geométricas para pasar a trabajar en sombras de un mismo color. Su famosa obra “pinturas
negras” parece a simple vista un lienzo pintado de negro, pero está compuesto
por negro y sombras de éste.
Frank Stella fue pionero a la hora de concebir la pintura como un objeto en sí mismo y no como la representación de otro y aportó grandes innovaciones a la pintura minimalista. Destacó por sus “pinturas negras” en las que pintó franjas regulares de negro sobre un lienzo, dejando líneas de lienzo sin pintar. Empezó a usar pintura de aluminio y cobre en composiciones de líneas rectas y curvas y luego amplió su rango de colores en composiciones siempre de carácter geométrico. También comenzó a utilizar lienzos con distintas formas.
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